Poemas de Omar Khayyam . Extractos del Rubaiyat


Conocí a Omar por el año 1983, por ese tiempo yo estaba muy interesado en la vida Hippie, la naturaleza y la geometria euclidiana.
No se como esta idea me llevo hasta la Caleta de pescadores de Horcón, seguramente era inevitable que yo aterrizara en ese mundo que en esos annos me parecia cautivante. 
Muchos annos despues termine odiando el lugar, a sus hippies de mierda tirados a ciucos, a sus drogadictos a la deriva, a la basura arrojada a las calles. Tambien termine odiandome a mi mismo.
Al poco tiempo de llegar a ese curioso lugar conocí a Gregorio, un pintor y orfebre.
Gregorio me mostro un viejo libro plagado de poemas de Khayyam, nunca mas olvide a este curioso poeta, astronomo y matematico, posiblemente  la combinacion perfecta entre racionalidad y emocionalidad, algo muy difícil de encontrar en los cientificos de hoy. Con Gregorio  seguimos caminos diferentes, el junto al mar, yo bajo las estrellas.



El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio.
Toda la ciencia de los hombres: palabras.
Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas:
sombras.
El resultado de tu meditación perpetua: nada

¿Qué se habrá hecho de todos mis amigos?
¿La Muerte los ha pisoteado?
¿Dónde están todos mis amigos, qué es de ellos?
Oigo aún sus cantos en la taberna. ¿Están muertos
o están ebrios de haber vivido?

¡Amigo!
No oigas a ninguno de esos,
doctos o ignorantes,
que predican,
con sus vanas palabras,
el odio entre los hombres,
ofreciendo las delicias del cielo
o amenazando con las brasas del infierno.

¡En placeres y alegrías
aprovecha, amigo,
tu corta vida!
Haz
lo que te venga a la cabeza.
Ahora, eso sí,
no pienses en el pasado,
no pienses en el futuro
y muchos menos
en el más allá...

Cielo, infierno, esperanzas, temores...
¡Bah! Que traigan de beber. Una cosa es cierta:
que la vida va pasando, y el resto vaciedad es.
La flor marchita nunca florecerá de nuevo.

Desprecia a aquel que no ama la belleza.
Repugnante es el ser carente de pasiones.
Indigno es él del sol que alumbra, y de ese beso
con que suele aplacar nuestras penas la Luna.

Cuando el dolor te doble, cuando agotes tu llanto,
recuerda las gotas de lluvia que brillan en las hojas.
Y cuando te irrite el día y quieras noche eterna,
no olvides el despertar de un niño.

Juré cambiar un día. Quise hacer penitencia.
Seguro que estaba ebrio en aquel momento.
Cargada de rosas, llegó la primavera
y se redujo a nada mí tan frágil propósito.

¿Hay Dios? ¿Hay moral? ¿Acaso existe algo
de cuanto respetamos? Sólo existe la vida
pasajera, y a ella debemos exigirle
hasta el último goce, mientras llega la Muerte.

Créeme, bebe vino. El vino es vida eterna,
filtro que nos devuelve la juventud. Con vino
y alegres compañías, la estación de las rosas
vuelve. Goza el fugaz momento que es la vida.


Jamás quise comprar el manto del Engaño.
En cambio, robaría por un vaso de vino.
Tengo setenta años: mi cabello es ya nieve.
Hoy quiero ser feliz. mañana será tarde.

En la taberna, el gallo lanzó su agudo canto.
Los que en la puerta esperan gritan impacientes:
"Abran, que es breve el tiempo que nos queda, y el viaje
que aún hemos de emprender, jamás tiene retorno".

Cuando muera, intenten reanimarme con vino.
Si no lo consiguen, laven con él mi cuerpo
y amortájenme con un sudario de pámpanos.
Y hagan que se me entierre en un jardín florido.

¿Para qué meditar en los cuatro elementos
y en los cinco sentidos? ¿Acaso nos importa
que existan cien misterios? No somos más que polvo.
Pasamos como un soplo... sírveme vino, joven.

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