Recuperando el amor propio
Hubo un día donde yo había perdido la voluntad de vivir, se había quedado en la carretera, la carretera al infierno, no el infierno de la Biblia, sino el infierno terrenal. Recuerdo un vez que con mi amigo Chato Ron hablamos 18 horas continuas en un bar y no llegamos a nada. Intentamos hablar sobre el sentido de la vida y aunque partimos con pequeños gestos la conversación fue evolucionando al nivel de los gritos y en algún momento estuvimos a borde de los golpes de puños y botellazos. Según Chato Ron , existir no tenia sentido alguno, ya que en el único sentido que tenia la vida era beber. Recordé en ese momento al poeta Sirio Omar Khayyan y por un instante casi le encontré la razón. Pero la vida sin duda es mucho mas que beber. En aquella época debo haber estado lleno de odio y el odio nubla la vista, así como las drogas estrechan la conciencia. Es una época que la recuerdo como si la observara a través de un pequeño tubo, un pequeño tubo a modo de telescopio, pero u