MUNDOS OPUESTOS
Benjamin, mi jardinero, suele pasearse empujando su atronadora maquina cortadora de pasto como si este fuera impulsado por una fuerza titanica a 40 grados de temperatura. La piel de Benjamin esta curtida por el sol y en sus idas y venidas con su carrito motorizado va fumando lentamente uno que otro cigarro, sin sentir la mas mínima de las fatigas. En su rostro se refleja el go zo de un niño con su juguete mas preciado. Se ve feliz amputando matorrales y cuanto objeto o ser encuentre en su camino. Es feliz efectuando su modesta pero imprescindible labor. Hace 15 años ya, con espanto vi como una corpulenta enfermera en la Posta Central en Santiago pasaba junto a mi canturreando la canción de Palito Ortega (un cantante argentino de los `60s) “Paro, paro paro parito, paro eh" , con la cual la desalmada mujer hacia referencia a un paro cardiaco fulminante que sufría un joven de mi edad el que moria frente a mis ojos luego de los infructuosos procedimientos a los qu